Alma en pena, vagando por el vasto sendero del hades,
Los buitres comen su carne que en van se deshace,
Ya que su sufrimiento es eterno, su condena no cesa.
Gritos ahogados en la garganta, eco en la oscuridad,
La sombra de su pasado, un peso que no puede cargar.
El río Estigia fluye, testigo de su pesar,
Un alma atrapada en el tiempo, sin poder escapar.
Cadenas invisibles atan su espíritu a este lugar,
La esperanza se desvanece, solo queda el vacío abisal.
El fuego del Tártaro arde, un recordatorio cruel,
De que su castigo es eterno, un tormento sin fin.
Los lamentos de los condenados llenan el aire,
Un coro de almas en pena, un concierto de desesperación.
La oscuridad se cierne, envolviendo todo a su paso,
Un reino de sombras, donde el dolor es el rey.
Alma en pena, vagando sin rumbo en la eternidad,
Un espectro condenado a sufrir por toda la eternidad.
Su existencia es un eco, un susurro en el viento,
Una sombra que se desvanece en el olvido eterno.
Robson MARINS
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